prueba de embarzo

Métodos biológicos de detección precoz del embarazo

Prueba de embarazo, por medio de la orina, con resultado negativo

Prueba de embarazo, por medio de la orina, con resultado negativo

Los métodos precoces son los que permiten detectar el embarazo en sus primeros días y antes de su principal síntoma, la suspensión de la menstruación o amenorrea. A lo largo del tiempo se usaron diversos métodos que hoy sabemos estaban basados en que cuando una mujer queda embarazada aparecen en su orina hormonas antes inexistentes. Los primeros métodos usaron los efectos visibles que estas hormonas tienen sobre plantas y animales, llamados por esta razón métodos biológicos de detección de embarazos. A partir de la década de 1960 se desarrollaron métodos de detección directa basados en que las reacciones inmunológicos que producen estas hormonas pueden hacerse visibles usando antígenos específicos a ellas.

Un papiro del Antiguo Egipto cuenta que para detectar el embarazo se hacía orinar a la mujer durante varios días sobre semillas de trigo y cebada. Si después de un tiempo germinaba la cebada, el hijo sería varón; si germinaba el trigo, sería mujer; si no germinaba ninguna semilla, la mujer no estaba embarazada (aparentemente el papiro no menciona cual era el diagnóstico si germinaban ambas). Estudios hechos en 1963 mostraron que la orina de una mujer embarazada promovía la germinación el 70% de las veces, mientras que nunca lo hacía la de las mujeres no embarazadas o los hombres.[cita requerida]

En 1928 los ginecólogos alemanes Ascheim y Zondek desarrollaron el método siguiente. Se inyectaban pequeñas cantidades de orina en ratas hembras impúberes, dos veces por día durante 3 días sucesivos. Al cabo de unas 100 horas sacrificaban las ratas e inspeccionaban sus ovarios. Si éstos se hallaban engrosados, había un 80% de probabilidad que la mujer estuviera embarazada.

En 1930 Collip y colaboradores descubrieron que la orina de las embarazadas contenía —luego se descubrió que eran en realidad fragmentos de ésta— la hormona gonadotropina coriónica humana, actualmente denominada HCG por la sigla de su nombre en inglés Human Chorionic Gonadotropin.

En 1942, el citólogo argentino Eduardo de Robertis —que en ese momento era Jefe de Trabajos Prácticos dedicación exclusiva de la cátedra de Histología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y Jefe de la Sección de Citología e Histofisiologia del Instituto de Anatomía General y Embriología— determinó que la HCG actúa sobre las células de Sertoli provocando la expulsión de espermatozoides en los sapos. Su condiscípulo Carlos Galli Mainini, mientras trabajaba en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires entre 1942 y 1947, dedujo que si la mujer embarazada eliminaba HCG en la orina, su inyección en sapos causaría la maduración y expulsión de sus espermatozoides. Inyectó orina de mujeres embarazadas en el saco linfático dorsal de sapos macho Bufo Arenarium; al cabo de 2 o 3 horas examinó al microscopio su orina observando la presencia de espermatozoides. El método, luego denominado Reacción de Galli Mainini o Test de la rana, proporcionó un modo eficaz y económico de diagnóstico precoz del embarazo y por ello se usó masivamente en Argentina y América Latina durante muchos años. A juzgar por la falta de referencias en Internet, el mismo no tuvo difusión en Europa y Estados Unidos, donde aparentemente se usaron otros métodos biológicos hasta el desarrollo de los inmunológicos algunas décadas después.

Existen signos positivos, probables y presuntivos de embarazo, pero sólo los positivos confirman con certeza la existencia de un embarazo. La determinación de HCG es un método presuntivo ya que puede ser positiva aún en ausencia de embarazos. Sin embargo, de todos los métodos disponibles en la actualidad es el que permite la detección más temprana y es la base de los rápidos tests inmunológicos actuales.

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